El aluminio y sus aleaciones son preferidos a otros metales porque presentan una buena resistencia a la corrosión atmosférica. Bajo la influencia del oxígeno, el aluminio se cubre de una capa de alúmina que lo protege de forma natural contra la corrosión. Esta capa es transparente y forma un solo cuerpo con el metal.
Esta protección se puede reforzar mediante un tratamiento químico o electrolítico apropiado permitiendo en algunos casos, por ejemplo en el anodizado, conservar las propiedades ópticas, el poder reflector y el aspecto decorativo.
El tratamiento de anodizado es un procedimiento especifico para el aluminio y sus aleaciones que consiste en formar capas de óxido de propiedades y estructura diferentes a las de la capa de óxido que se forma naturalmente. Se puede emplear para mejorar las propiedades del metal o adaptarlo a la aplicación final en función de:
La facilidad de anodizado depende de la composición química y del estado estructural y por lo tanto varía de una familia a otra, variando también las propiedades de las capas anódicas que se generan.
Al igual que la capa de óxido natural, la capa anódica no resiste los medios ácidos o alcalinos y no suprime los riesgos de corrosión galvánica.
Es un tratamiento superficial que consiste en la formación artificial de una capa de óxido de aluminio sobre la superficie del metal.
Mediante este procedimiento de oxidación se obtiene una capa anódica extremadamente porosa y con gran poder de absorción, particularidad que es aprovechada para incorporar a los poros partículas colorantes, minerales o metálicas consiguiendo una amplia gama de colores.
En el proceso posterior de sellado, a una temperatura cercana a los 100º C, se producen dos fenómenos de gran importancia:
-debido a la hidratación de la alúmina, los poros se cierran hasta impermeabilizar totalmente la superficie de la película, aislando el metal del exterior.
-como consecuencia de la transformación de la estructura cristalográfica, se aumenta extraordinariamente la resistencia a la corrosión de la capa anódica.
El espesor de la capa anódica varía en función de la aplicación:
Si se necesitan propiedades mecánicas, dieléctricas y aislamiento térmico de 20 a 25um del anodizado decorativo son insuficientes, por lo que se aplica un anodizado diferente del convencional, el anodizado duro.
Trabajando con electrolitos diferentes a temperaturas muy bajas, inferiores a 0º C, y con densidades de corrientes más altas mediante corrientes de onda pulsante, se pueden obtener películas de óxido muy duras y gruesas, que confieren al material muy buenas características dieléctricas, aislamiento térmico y protección mecánica y hacen imprescindible la utilización de las aleaciones de aluminio anodizado duro para muy variadas aplicaciones.
La dureza superficial del aluminio una vez tratado puede llegar a alcanzar e incluso superar la de algunos aceros.
El anodizado duro permite obtener, por tanto, una capa de alúmina muy gruesa y compacta, cuyas características principales son:
Estas características junto con la ligereza del metal permiten resolver innumerables problemas.
El anodizado duro se aplica sobre aleaciones de aluminio con contenidos limitados de aleantes. Se pueden obtener capas superiores a 150 micras con aleaciones que contengan:
Asimismo, hay que tener en cuenta que el anodizado duro puede ser aplicado total o parcialmente, por lo que en éste último caso será necesario un enmascaramiento de la zona no tratada.
El anodizado duro no es un proceso rígido, sino todo lo contrario y por lo tanto y en función de su utilización final, debemos de elegir la aleación adecuada, en su estado más conveniente y posteriormente darle el anodizado duro preciso.
Hay además una característica inherente al proceso y es que se produce un aumento de dimensiones, puesto que el 50% de la capa de óxido formada es en profundidad y el 50% restante estás superpuesto.
Debido a ello se utiliza como técnica de redimensionado y recuperación de piezas.
Las principales aplicaciones son: